lunes, 26 de agosto de 2013

El lodo.



              La viscosa suciedad del suelo extiende sus brazos hacia mi. Miles de pequeñas manos, ávidas de carne humana miserable y corrompida.

              La biga de madera por la que camino se tambalea y no estoy seguro de querer seguir adelante o caer y que termine todo. Ese lodo de ahí abajo parece tan apacible...

              En el centro del lodo comienza a formarse una gran burbuja como una gran verruga que sigue y sigue creciendo. Los restos sólidos de suciedad resbalan conforme crece y caen de nuevo al cieno purulento, oscuros, viscosos, fétidos.

              PUUUUUUUUUUUUUUUUM

              Explota y queda al descubierto una gran boca oscura con una gran lengua roja que parece una serpiente. No emite sonido alguna pero oigo como me llama...

              Me resbalo y me cojo de la viga con las manos mientras cuelgo peligrosamente sobre la gran apertura. Estoy agotado.

              Cierro los ojos y busco en mi interior...

              Quiero caer...

              Quiero volver al lodo del que salí...

              El camino de la viga no merece la pena...

              No hay luz...

              Esa lengua me asfixiará y la gran boca cerrará sus fauces sobre mi...

              Todo terminará y seré parte del fango, parte de la podredumbre, parte de la suciedad de la que nunca debí salir...

             Me suelto...

             Todo termina.

domingo, 25 de agosto de 2013

Mente vacía.



Y, ¿qué podría animarme?


¿Una madre que no hace mas que encarcelarme?


¿Una familia que me ha ignorado siempre?


¿Una novia que no existe?


¿Unos amigos que solo me llaman cuando quieren sacarme algo?


¿Un amor que no llega?


¿Un país de mierda?


¿Unos estudios que no me llenan?


¿Un arte desvirtuado??


¿Qué puede animarme??


Y, ¿qué podría querer de mi mismo??


Lo mismo que los demás... nada.


¿Qué es nada?


¿Qué es todo?


¿Nada es todo y todo es nada?


¿Todo está en mi mente?


Nada hay en mi mente...

sábado, 24 de agosto de 2013

Un paso y otro y otro más.

Un pie, luego el otro, luego el primero de nuevo...
La ceniza se acumula.
Camino sobre cenizas del pasado. Gris... todo es gris... No hay color en el mundo... ha desaparecido todo.
Solo queda la ceniza. Ceniza de árbol, de papel, de edificio. Ceniza de civilización, de familia, de amistad.
Ceniza de amor.
El antiguo resplandor rojizo del atardecer no existe... El ocaso ha desaparecido, los días han desaparecido. El tiempo es solo ceniza, la luz solo un recuerdo, la muerta lo único que queda.

Un paso, otro, otro más...

domingo, 14 de julio de 2013

¿Bosque o desierto?

                El vertiginoso viaje termina de golpe. Quedo tirado en el suelo con los brazos en cruz y las piernas separadas, respirando entrecortadamente, con la sensación de que el oxígeno no entra en mis pulmones y sin fuerzas para levantarme y mirar dónde estoy.

                Cuando mis ojos se acostumbran al brillo de cielo veo algo rectangular allá a lo lejos. Entorno los ojos para enfocar la imagen y, para mi sorpresa, descubro que son fichas de dominó que andan por allí flotando. 

                 ¿Dónde estoy? Recupero un poco la compostura y me levanto para mirar en derredor. A mi izquierda un desierto infinito. Marrón, ardiente, tembloroso. A mi derecha el bosque mas frondoso que he visto en mi vida. Verde, fresco, vivo. Delante y detrás no hay nada, solo el cielo azul descendiendo para cubrir la esfera celeste por completo. 

                  Sin dudar me muevo hacia mi derecha. Un paso, dos pasos, tres pasos, ocho pasos. Plantas y mas plantas me rodean por todos lados. La humedad es insoportable, el calor agotador, la luz casi inexistente. Pares de ojos me miran desde cualquier lugar al que miro. Desde las alturas, desde los setos, desde lo lejos y desde cerca. Ojos amarillos, brillantes, ávidos de vida, de conocimiento, de carne. 

                    Miro hacia atrás pero no puedo ver el desierto, me he perdido.

                    De pronto un grito agudo a que siguen miles de otros gritos y el sonido de las hojas al caer, de las ramas al romperse, de la tierra la agitarse. Las criaturas salen de sus escondrijos para comerme.

                    Me comen. 

sábado, 13 de julio de 2013

No...

Ideas, ideas, ideas...

Pensamientos inútiles inundan los canales de mi cerebro, ahogándolos.

Agacho la cabeza. Quedo miro el suelo y soy consciente de la inmensidad del mundo, de mi propia pequeñez, de mi propia inexistencia.

Levanto la cabeza y miro en derredor: mil personas caminen en mil direcciones diferentes. Todos mirando al suelo, observando como avanza un pie y después el otro.

Gente, gente, gente...

Levanto más la cabeza y la luz me ciega. Entorno los ojos. Blanco, todo es blanco. Me acostumbro a la luz y veo nubes. Nunca he sido capaz discernir formas en las nubes. El azul es precioso.

La inmensidad me atrapa. Ya no existo, soy el viento que refresca a los demás, soy la luz que les ilumina y elimina sus miedos, soy la tierra que todos pisan.

Caigo, caigo, caigo...

La oscuridad me envuelve. Arriba y abajo se convierten en meras ideas. Derecha e izquierda se confunden. La rosa de los vientos gira desbocada. Se desintegra.

Puedo ver la gran boca abierta, esperándome, ávida de desesperación, con la gran serpiente roja deseando saborearme.

lunes, 1 de julio de 2013

Música.

                   La música me apacigua con su calmo vaivén, la pena se hace más profunda y casi no soy consciente de ella. Mis emociones bailan al son mientras cierro los ojos e imagino un mundo de fantasía donde puedo ser feliz, donde los sentimientos son reales y los colores te abrazan, donde las sonrisas te rodean en una danza ancestral de felicidad inabarcable, donde las miradas poseen significado y las palabras son pura poesía, donde el silencio es prosa y la luz verbo.

Aburrimiento mientras espero.

                 Estoy en mi casa esperando tres cuartos de hora para irme a las dos y media mientras mi madre habla con su madre por teléfono y en la televisión una panda de ineptos hablan sobre política, economía y delitos varios. 
                Mientras espero he abierto facebook, twitter y tumblr. Un día más no hay mensajes, no hay comentarios, no hay amistades. Un día más no tengo con quién hablar. Qué aburrimiento, qué absoluto aburrimiento. Sin nada que hacer, nada que decir, nada que pensar, nada que sentir. 
                Un día más constato que mi persona no preocupa a nadie, soy presciindible y, por primera vez, empieza a no importarme. Por primera vez, soy consciente de que no merece la pena preocuparse por si la gente se acerca o no. Por primera vez soy consciente de que estoy mejor solo que mal acompañado. Si no quieren mi compañía que es jodan a todos. Si no quieren estar conmigo… bueno, ellos se lo pierden.
                                                   QUE LES JODAN A TODOS.